Comunicación y cultura siempre van de la mano, cada vez que emitimos un mensaje publicitario, además de cumplir su propósito de comunicación, que no es otro que hacer que nuestra promesa genere atención, sea descodificada correctamente e impacte de forma persuasiva sobre nuestro interlocutor, estamos transfiriendo cultura.
Esta realidad es un gran responsabilidad, no solo para los profesionales de la comunicación, también para las marcas, empresas e instituciones. El lenguaje de comunicación que adoptamos contribuye a construir la realidad de la sociedad que hoy conocemos y somos. Me atrevo a mantener que la comunicación verbal es literatura, igual que la comunicación gráfica es arte, o la comunicación audiovisual de un spot, puede llegar a ser exquisitamente cinematográfica.
Comunicación y cultura en la era de la información
Estamos en la era de la información, de la aldea global de una sociedad absolutamente digitalizada, que a mi entender, empieza a parecerse demasiado a un angustiante capítulo de Black Mirror. Una sociedad espectáculo en la que el narcisismo, el hedonismo y la información son vehiculados con una comunicación mimetizada, a través de internet con las redes sociales. En medio de este caldo de comunicación y cultura, se encuentra la publicidad online que emiten las marcas, algunas de ellas prácticamente invisibles.
En la sociedad de la información, comunicación y cultura siguen emitiéndose como ha sido siempre, la diferencia se encuentra en la transversalidad, es decir, las marcas y los medios han perdido el poder de emitir una comunicación bidireccional, ahora, es más importante qué dicen de nosotros que lo que podamos decir de nosotros mismos como marca. Por eso, es fundamental construir un posicionamiento estratégico de marca que defina nuestra comunicación y cultura corporativa.
La comunicación y cultura en la publicidad
La Publicidad es en sí una manifestación de comunicación y cultura que tiene el poder de suscitar comportamientos, seducir personas, cambiar hábitos y naturalmente vender marcas, productos y servicios. La publicidad siempre tiene un propósito intrínseco, el de generar atención, informar, argumentar, emocionar, seducir y vender. Para ello se vale de los pilares de la comunicación y cultura. El arte, la literatura, el cine son las fuentes de inspiración en las que bebe un profesional de la comunicación para desarrollar un concepto creativo publicitario y un discurso comunicativo para una marca. Podemos decir que absolutamente toda la publicidad por la que somos impactados de forma más o menos conscientes cada día, a su vez, contribuye a enriquecer o empobrecer, «según cómo se mire» nuestra cultura visual, literaria, musical, cinematográfica, escénica, etc.
23 d’abril, la fiesta de la cultura y el amor en Catalunya
El Día de Sant Jordi, patrón de Catalunya, es la fiesta por antonomasia de la cultura y me atrevo a decir que también del amor simbólico. Cultura y comunicación se ven representadas a través de una de sus expresiones más bellas, un libro y la rosa, que podemos comprar en los improvisados puestos de libreros y floristas en plazas, calles y ramblas, y regalar a quien amamos.
Como no podía ser de otro modo, comunicación y cultura van juntas desde tiempos inmemoriales, una prueba de ello es el magnífico storytelling en el que el caballero Sant Jordi, armado con su lanza derrotó a un gigantesco dragón, símbolo del mal, que tenía cautiva a una bellísima princesa. Dicen que de la sangre del dragón nació la rosa más bella que se haya visto nunca, y que San Jorge la regaló a la princesa. El resto del cuento, ya os lo podéis imaginar, cultura y comunicación arraigados en el adn de una sociedad que se niega a creer que en realidad Sant Jordi era un caballero que estaba bajo las órdenes del emperador Diocleciano, se negó a seguir la orden de perseguir a los cristianos, por lo que fue martirizado y decapitado. Una prueba más del poder que tienen comunicación y cultura en el imaginario colectivo para crear.
Autor: Jordi Corella
Socio y director creativo en adn studio